«…debemos hacer una simulación.» – estas son palabras que suenan retadoras y hasta cierto punto enigmáticas. Pero no deben serlo: simular un proceso (o cualquier fenómeno) es tal vez la forma más práctica de entender el comportamiento de algo que existe y no entendemos, o que no existe y queremos entender antes de hacerlo realidad. No es necesario ser científicos ni expertos en tecnología para hacerlo, sólo se precisa creatividad y mucha curiosidad
La lista situaciones en las cuales es necesario recurrir a la simulación para comprender algún fenómeno es variada y extensa. La logística y la gestión de la cadena de suministro no se escapa de esta lista, y con toda razón: sería demasiado arriesgado construir instalaciones, adquirir una flota de vehículos, o implementar nuevas tecnologías tan sólo «para ver qué sucede».