Me han hecho esta pregunta muchas veces, siempre con un halo de escepticismo y a veces de cinismo. Muchos creen y han creído que al hacer esta pregunta me quedaría en blanco, no sabría qué responder, o mi respuesta sería tan vaga que sólo causaría risa; y creen que la mayoría de emprendedores caeríamos en eso.
No.
Quienes decidimos emprender tenemos, muchas veces (espero) , razones más allá de nosotros mismos. Queremos y luchamos por objetivos que superan por mucho el beneficio propio; en otras palabras, la mayoría de los emprendedores queremos que los demás ganen tanto o aún más de lo que ganamos nosotros. Y no hablo de dinero, prestigio ni nada parecido únicamente, sabemos que generar empresas es generar mil cosas más…
DESARROLLO.
Emprender genera desarrollo, y el desarrollo al que me refiero abarca tantas dimensiones que difícilmente podré explicarlo con suficiencia. Generar un emprendimiento empresarial, social, o tecnológico desarrolla al ser humano en muchas facetas, la primera de todas, la Personal. Muchas personas que han caído en la asunción de que son sólo útiles para lo que les digan, que su inteligencia, esfuerzo y creatividad serán aprovechadas por terceros, a cambio de un sueldo; esas personas encuentran en el emprendimiento un lugar de desarrollo personal: ven materializar sus propias ideas, aprenden de los errores cometidos, conocen miles y miles de nuevas ideas, y principalmente se enfrentan a desafíos y necesidades que, en el proceso de ser solucionados, enseñan un sinnúmero de cosas.
Desarrollo social, pues generar empleo es generar estabilidad en una comunidad, económica, y familiar, y siendo la familia la principal empresa en una sociedad, promoverla y apoyarla implica desarrollar socialmente al país.
Desarrollo tecnológico y educativo. Emprender un proyecto, de la índole que sea, enfrenta a sus participantes a una realidad que en cualquier parte del mundo será cierta: siempre hará falta aprender y saber algo más para hacer realidad ese proyecto. Emprender presiona a quien lo hace y lo obliga a capacitarse, a compartir su propio conocimiento y a impulsar a otros a hacerlo. Emprender también obliga a los equipos de emprendimiento a generar nuevas tecnologías, metodologías y formas de abordar y solucionar problemas. Emprender desarrolla la educación y la tecnología.
DINERO.
Por supuesto. Prácticamente todos los proyectos de emprendimiento generan dinero de una forma u otra. Si bien muchas organizaciones no tienen ánimo de lucro, se vinculan directamente a actividades y organizaciones que sí lo tienen, y subsisten de ellas, sin lucrarse, para beneficio de otros. En otras palabras, incluso las organizaciones sin ánimo de lucro están generando y/o promoviendo condiciones sociales y comunitarias para que los demás puedan hacerlo.
Cabe recordar que, la mayoría de los emprendimientos son empresariales de forma privada, con el ánimo de generar ingresos. Es aquí donde entra el criterio de responsabilidad social de los participantes de estos proyectos para que las ganancias sean destinadas de forma equitativa y sostenible, incluyendo tanto a fundadores y desarrolladores, como empleados e involucrados indirectos, sin dejar de lado la comunidad y el ambiente.
Y seamos realistas, todos vivimos y subsistimos con dinero.
COMPETENCIA.
La competencia es sana, necesaria y retadora. Siempre existirá competencia, incluso para las organizaciones sin ánimo de lucro que compiten por recursos y el espacio y la aceptación en la comunidad.
Esta competencia es la que alimenta la necesidad de desarrollo, capacitación e innovación. Es la competencia la que implica un ambiente riesgoso, retador y agresivo, en el que desafortunadamente muchos proyectos perecen.
Mi posición es (tal vez) demasiado darwinista, pero creo que un proyecto que fracasa es porque no tenía lo necesario para salir adelante. Es decisión del equipo de ese proyecto abandonarlo, o refinarlo y aprender de los errores para perseverar y sacarlo adelante.
De una u otra forma, la competencia y la agresividad de cualquier mercado hace evolucionar y avanzar las empresas de cualquier índole, y con ellas la sociedad.
GLOBALIZACIÓN.
No entraré en el debate eterno de si la globalización es beneficiosa o por el contrario peligrosa. Lo importante es que la globalización es una realidad y abre las puertas al mundo entero para cualquier proyecto.
Hoy más que nunca, es más fácil para cualquier proyecto hacerse conocer de forma rápida y económica prácticamente en cualquier parte. También es posible reunir recursos de personas y entidades de todo el mundo con iniciativas como en “crowdsourcing”, y alimentar de ideas y tecnologías un proyecto a costos mínimos o nulos.
Por ejemplo, mi empresa contrató un proveedor de sitios web de Inglaterra, y un proveedor de software de la India, vía Internet, sin complicaciones y a costos muchísimo más bajos que los proveedores en Colombia.
En esencia, el emprendimiento genera intercambio cultural, comercial, tecnológico y de conocimiento en un contexto globalizado como el actual.
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Podría seguir contándoles la gran cantidad de razones y motivos, pero para cerrar, les diré qué es lo que más me gusta del emprendimiento:
Es retador, inspirador, emocionante, y por sobre todas las cosas: gratificante.