El tema de la llegada de Starbucks a Colombia comenzó con humor gris e inofensivo y poco a poco se fue haciendo una bola de plastilina social de todos los colores. En resumen, se volvió serio, y por eso hoy se hace tan aburrido a la hora de opinar. En estos casos lo más práctico es ir quitando pedazos grandes y después sí echar mano del detalle, de lo subjetivo, de lo incomprobable, trabajo que ya cada uno habrá hecho por su cuenta o habrá padecido por cuenta de otro.
Como no hay mucha gente haciendo fila para salir del tema y en cambio se han creado otras, aprovecho el blog para juntar unas conclusiones que había puesto en tuits, que comenté con amigos o a las que adhiero arbitrariamente sin más:
¿Qué tiene de malo hacer fila en Starbucks?
Hay que decirlo. Es tan esnob el colombiano que madrugó o que va a farandulear por primera…
Ver la entrada original 959 palabras más