¿Qué hacer para evitar la muerte prematura de tu proyecto?


He venido desarrollando dos proyectos diferentes últimamente. A lo largo de estos desarrollos me he encontrado con un fenómeno muy particular que, para sorpresa mía, ha sucedido en los proyectos de muchos colegas y amigos emprendedores, y que pone en riesgo la continuidad de una iniciativa emprendedora.

Se trata de lo que sucede con muchas iniciativas: Mueren en sus primeros inicios, aparentemente sin saber por qué.

Una idea de emprendimiento (de negocio, social, tecnológico, etc.) generalmente proviene de una sola persona, o de unas cuantas. Si bien la idea fue concebida por una sola o algunas personas, en el equipo que trabaja para desarrollar esa idea y convertirla en una organización viable trabajan muchas más personas.

Aunque están motivadas y en ocasiones son remuneradas, no tienen ese vínculo personal y casi ideológico con la idea en la que están trabajando.

La ausencia del vínculo que acabo de mencionar es lo que, aparentemente, pone en riesgo a un proyecto naciente, pues esas personas que trabajan en el proyecto y que no necesariamente lo idearon desde el principio suelen tener responsabilidades y habilidades críticas para el éxito del proyecto.

¿Por qué sucede esto? A mi juicio, los integrantes del equipo emprendedor necesitan la motivación de un logro tangible o perceptible en el corto plazo, y al no tener esa motivación claramente visible, se pierde el compromiso y el entusiasmo  por la idea que se está desarrollando.

Quiero poner como ejemplo una experiencia propia. Iniciando el desarrollo de una empresa de producción de alimentos con un modelo de negocio y un concepto de producto radicalmente diferentes, tuve este problema y el proyecto estuvo muy cerca de morir de manera prematura.

La idea de negocio fue ideada por mí mismo, pero el éxito del proyecto dependía del trabajo, el conocimiento y los recursos de los demás integrantes del equipo. Tuvimos que desarrollar todos los productos desde cero (ya se imaginarán cuánto tiempo y esfuerzo nos tomó), y los integrantes comenzaron a desmotivarse, a alejarse de la estrategia y de los lineamientos de desarrollo; comenzó a morir el proyecto.

Intentamos mil cosas distintas, ninguna funcionó, hasta que con suerte logramos redireccionar todo y motivarlos de nuevo usando una única estrategia: Definir un horizonte claro a corto plazo, donde se pudieran visulizar fácilmente Metas, Logros, Objetivos y Recompensas; y difundir ese horizonte a lo largo del equipo para que todos estuvieran en sintonía con lo que queríamos y podríamos lograr prontamente.

El ejercicio de ver avanzar poco a poco el proyecto motiva a las personas mucho más que tener una meta lejana y enorme.

Mi recomendación para los emprendedores que dirigen sus proyectos: dividir el proyecto en fases, con metas claras, objetivas y alcanzables, y sobre todo, hacerlas conocer de todos en el equipo e incluso fuera de él, para que la falta de motivación no provoque la muerte prematura de sus iniciativas.

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